Paolo Stellino: Nietzsche y Dostoievski o los límites de la permisibilidad moral

 

coverjarEntre los últimos estudios dedicados a Nietzsche y Dostoievski destaca el de Paolo Stellino “Crossing the Line: Dostoevsky and Nietzsche on Moral Permissibility”, publicado en Jahrbuch der Deutschen Dostojewskij-Gesellschaft (2014, págs. 98-124).

Lo primero que hay que reconocer es que el autor de este escrito tiene muy buenos contactos, sobre todo, en Leipzig. Sin ser, hasta donde sabemos, miembro de la Deutsche Dostojewskij-Gesellschaft consigue publicar un artículo en inglés en una revista estrictamente de lengua alemana. Para quitarse el cráneo, como diría el clásico.

Pero vayamos al texto. En la breve “deutsche Zusammenfassung” que el autor antepone a su artículo en inglés, éste nos explica que su texto se divide en tres partes, estando la primera dedicada a analizar la frase “Nada es verdad, todo está permitido” de Nietzsche y su relación con Iván Karamázov; la segunda a estudiar hasta qué punto se puede hablar de afinidades entre la doctrina de Raskólnikov y la de Nietzsche para finalmente, en la tercera, adentrarse en la cuestión de la identificación del “hombre-dios” de Kiríllov con el superhombre nietzscheano.

Por lo que se refiere a la primera y a la tercera parte, el Sr. Stellino no ofrece aquí apenas nada nuevo, sino una reiteración de toda una serie de temas que ya se hallaban en su trabajo de doctorado. No obstante, una agradable sorpresa espera al lector: la mención de la obra fundamental de la investigadora belga Nel Grillaert What the God-seekers found in Nietzsche. The Reception of Nietzsche’s Übermensch by the Philosophers of the Russian Religious Renaissance (2008). La calidad investigadora de la Dra. Grillaert está fuera de toda duda y es ampliamente reconocida por todos los que tuvimos la dicha de poder conocerla y escucharla en el primer congreso internacional dedicado a Dostoievski que la Sección Española de la IDS celebró en Barcelona en el año 2006.

Que Stellino cite a la Dra. Grillaert para adueñarse de su concepto de “mitopoema”  (pág. 101) puede ser interpretado como un acercamiento a estudios serios sobre Dostoievski, mas lo que podría parecer un avance, se muestra como algo meramente ilusorio. Sin ánimo de ser exhaustivos, señalaremos que:

  • El investigador que presume de “metodología rigurosa” cita mal la obra de la Dra. Según él, su título reza ahora: What the God-Seekers Found in Nietzsche. The Reception of Nietzsche’s Übermensch by the Philosophers of Russian Renaissance (pág. 100, nota 5). Es decir, se inventa mayúsculas (“Found”), ignora las cursivas que Nel Grillaert introduce en el título (“God-Seekers” y “Übermensch”) y olvida o censura la palabra “Religious”.
  • Más adelante, Stellino sostiene que la obra de Merezhkovski, Tolstoi y Dostoievski, “first appeared serially in the journal Мир Искусства (Mir Isskustva) and was then published in 1901” (pág. 101, nota 9).
  • En esta misma nota 9, el autor nos ofrece su -por nosotros al menos conocida- primera traducción del ruso: “Ivan had ‘himself understood and foretold [the formula – P.S.] ‘vsë pozvoleno’ – Friedrich Nietzsche’s ‘alles ist erlaubt’ [everything is permitted – P. S.]‘ “.

En este sentido, habría que señalar que:

  • La información señalada en el punto 2 no sólo es errónea, sino que está literalmente copiada del libro de la Dra. Grillaert, en cuya página 150 leemos:

L. Tolstoi i Dostoevskii: Khristos i Antikhristos v russkoi literature, which appeared serially from 1900 onward in the decadent journal Mir Iskusstva and was published in book form in 1901”.

Por tanto, un error de Grillaert que copia el autor italiano sin el menor trabajo de comprobación.

Lo correcto sería decir que Merezhkovski publicó su obra L. Tolstoi i Dostoievskii en la revista Mir iskusstva de 1900 a 1902, editándose la primera parte de su estudio en formato libro en 1901 y la segunda en 1902. Sería en 1903 cuando la obra saldría en un único volumen.

  • Las dos palabras traducidas del ruso por Stellino provienen de la obra Tolstoi i Dostoevskii, que se cita por la edición L. Tolstoi i Dostoevskii. Vechnye sputniki, Moscú 1995, pág. 191. Si vamos a las páginas 157-158 de la mencionada obra de la Dra. Grillaert, encontramos:

“When Ivan Karamazov said that ‘all is permitted’ (vsë pozvoleno), he foretold [158] Nietzsche’s formula ‘Alles ist erlaubt’ (id.: 191)”.

Es decir, el autor no sólo cita curiosamente a través de la misma edición que la Dra. Grillaert, sino que copia su traducción, como el lector puede comprobar fácilmente, puesto que el texto original reza como sigue:

“до Ивана Карамазова, который понял, наконец, и предсказал в своем: «все позволено» – «alles ist erlaubt» Фридриха Ницше.”

Pero vayamos a la segunda parte del artículo. Aquí no vamos a señalar que la interpretación se basa en la biografía de Joseph Frank, de la cual, además de citar mal las referencias (cfr. pág. 110, nota 42), no aprovecha todo el material que el investigador norteamericano ofrece. Tampoco vamos a insistir en que se ignoran de manera flagrante y escandalosa estudios en lengua francesa y rusa sobre la relación de Napoleón y Dostoievski (cfr. pág. 112, nota 50). Sin embargo, sí que es digna de señalar la nota 17 de la página 103, donde afirma:

“Nietzsche’s late posthumous fragments have not yet been fully translated into English. Some of them are collected in the following works: Friedrich Nietzsche: Writings from the Late Notebooks. Cambridge 2003 and Friedrich Nietzsche: The Will to Power. New York 1967.”

Y escribe a continuación:

“I have directly translated from German those posthumous fragments not included in the aforementioned works”.

Si hemos de guiarnos por sus indicaciones, sólo parece que cita los fragmentos póstumos por la traducción de Walter Kaufmann (The Will to Power) en dos ocasiones (pág. 106, nota 30 y pág. 122, nota 106) y en ningún caso por la recopilación de Cambridge. Es decir, se ha de suponer que el resto de textos los ofrece en traducción propia. Lo cual podría ser cierto, puesto que se hallan en ellos escandalosos errores de traducción (cfr. página 114, nota 65 o página 122, nota 102) y de cursivas (cfr. página 114, nota 65 o página 115).

Asimismo, digno de mención son sus afirmaciones de que el Übermensch de Así habló Zaratustra no tiene en absoluto nada que ver con la blonde Bestie de La genealogía de la moral (pág. 114) o cuando sostiene que el Übermensch nietzscheano no sería un cruel derramador de sangre como el “hombre extraordinario” de Raskólnikov, puesto que el “hombre superior” en Nietzsche tendría la capacidad de ayudar al inferior (pág. 123). Para ello se apoya en el apartado 260 de Más allá del bien y del mal, donde el filósofo alemán escribe que “también el hombre aristocrático socorre al desgraciado, pero no, o casi no, por compasión, sino más bien por un impulso engendrado por el exceso de poder” (traducción de Andrés Sánchez Pascual).  

Es, pues, en esta actitud frente al débil donde radicaría, según el autor italiano, la distinción esencial entre el “hombre extraordinario” de Raskólnikov y el “superhombre” de Nietzsche. Sólo una persona que no ha leído Crimen y castigo podría mantener una tesis semejante. Únicamente me limitaré a señalar las reacciones de Raskólnikov con la familia de Sonia, así como a recomendar la lectura del epílogo con la esperanza de que el autor sea capaz de averiguar cuál fue uno de los motivos principales por los cuales a Raskólnikov se le suavizó la condena.

Por otro lado, que se indique como una de las diferencias fundamentales entre Raskólnikov y Nietzsche que el primero otorga el derecho a la existencia tanto a los hombres extraordinarios como a los ordinarios y que para el filósofo alemán, por el contrario, la sociedad exista sólo para el bien de la aristocracia, demuestra una ignorancia y una incomprensión de las afirmaciones y actos de Raskólnikov que escapan a cualquier calificación. Si realmente hubiera leído Crimen y castigo, pero también las claves de lectura que ofrece Merezhkovski en la obra que dice conocer y traducir del ruso, quizás no engañaría ni intoxicaría de la manera que lo hace al lector interesado en esta temática.

Finalmente, negar el carácter histórico y filosófico que tiene la doctrina de Raskólnikov, la revolución moral que introduce (muy semejante a la de Nietzsche) y ser incapaz de darse cuenta de que las “discrepancias” no están tanto en la doctrina en sí como en el hecho de que Dostoievski, como cristiano, no puede fundamentar y justificar hasta el final un pensamiento como el de Raskólnikov de la misma manera que sí pudo hacerlo Nietzsche, un anti-cristiano con trasfondo greco-romano, delata una gran falta de finura filológica y filosófica.

Ante tal cúmulo de despropósitos y con el fin de evitar la difusión indiscriminada de este tipo de “misleading reduction or exemplification” (pág. 124) de la filosofía tanto de Nietzsche como de Dostoievski, el autor verdaderamente interesado en esta sin duda interesante cuestión haría bien en consultar estos estudios:

  • «Bejahung und Verneinung des Willens zum Leben bei Raskolnikow: Schopenhauer und Dostojewskij», Jahrbuch der Deutschen Dostojewskij-Gesellschaft, 13 (2006), págs. 27-46.
  • «Über das Verbrechen: Raskolnikows philosophische Lehre», Dostoevsky Studies, New Series, 12 (2008), págs. 123-137.

Por último, quisiéramos señalar cómo una de las principales metas que se impuso la antigua editora del Jahrbuch de la Deutsche Dostojewskij-Gesellschaft, la Dra. Maike Schult, fue la de otorgar al anuario un carácter más científico y serio, puesto que deseaba ganarse la confianza perdida de los especialistas alemanes, quienes criticaban la falta de “cientificidad” de la revista. Nos consta que esta finalidad también es perseguida por la actual editora, la Dra. Gudrun Goes. Sin embargo, nos asaltan preocupantes dudas acerca de la sinceridad de tales intenciones cuando observamos con qué ligereza y con qué poco criterio se publican intoxicaciones académicas como la presente.

Jordi Morillas