Karla Hielscher: Dostojewski in Deutschland. Mit zahlreichen Illustrationen. Insel Verlag. Frankfurt am Main und Leipzig, 1999.
Karla Hielscher, eslavista y periodista alemana, es conocida por haber dedicado parte de su investigación a analizar la cuestión política en Dostoievski, así como su instrumentalización en la Rusia actual en manos tanto de políticos como, sobre todo, de estudiosos de su obra. Junto con estas contribuciones hay que mencionar una obra que constituye una herramienta fundamental para la comprensión de la vida y de la producción novelística y periodística del genial escritor y pensador ruso: Dostojewski in Deutschland (Dostoievski en Alemania).
Estructurada en 7 partes, esta obra pretende describir, a partir del epistolario de Dostoievski, del diario de su segunda mujer Anna Grigoriévna, así como de otros documentos, los periodos que el escritor pasó en las distintas poblaciones alemanas durante sus estancias en el extranjero.
En la introducción (págs. 9-20), Karla Hielscher delinea brevemente la concepción que Dostoievski tenía de Occidente, señalando el fuerte nacionalismo que dominó su pensamiento desde muy temprano y que halló su primera formulación programática en Apuntes de invierno sobre impresiones de verano (1863). En esta obra, en efecto, se encuentra una descripción irónica, pero incisiva y sin contemplación alguna de su primer viaje al extranjero en el que visitó Alemania, Francia, Inglaterra, Suiza e Italia. De este escrito, la autora reproduce las reflexiones que Dostoievski hizo de Berlín y de Colonia (págs. 17-20) para tratar a continuación con todo detalle las cinco ciudades que dejaron una impronta en su vida y en su producción.
El primer punto de destino es Wiesbaden, ciudad donde Dostoievski estuvo durante los años 1862, 1863, 1865 y 1871 (págs. 21-53) y que probaría ser fatal para el pensador ruso en tanto que es aquí donde se despertaría su afición por la ruleta, una afición que le acompañaría dramáticamente hasta 1871, año en el que dejó definitivamente de jugar (pág. 37). Wiesbaden, asimismo, fue uno de los escenarios donde tuvo lugar su apasionada y dramática aventura amorosa con Paulina Suslova (págs. 32-33). Por lo que se refiere a su producción novelística, Karla Hielscher muestra el trágico contexto en el que se gesta el pensamiento fundamental de Crimen y castigo (págs. 33-35) y cómo los locales de juego de la ciudad sirvieron para ambientar el autobiográfico El jugador (pág. 36).
Bad Homburg (págs. 55-94) era en el siglo XIX una ciudad famosa por sus balnearios, así como por sus salones de juego. Dostoievski parece que estuvo ya aquí por vez primea en verano del 1862 para jugar durante un día a la ruleta, volviendo posteriormente en 1863, en 1867 y en 1870 (pág. 59). En esta ciudad, se ambienta la acción del último capítulo de El jugador.
Baden-Baden (págs. 95-148) constituye una de las ciudades más importantes junto con Dresde en lo que se refiere a contenido biográfico y, más concretamente, ideológico al estar conectada, sobre todo, con Iván Turguenev, quien tenía aquí su lugar de residencia. Tres son las ocasiones en las que Dostoievski estuvo en Baden-Baden: en 1862, en 1863, cuando se reunió por vez primera con Turguenev por motivos literarios (pág. 101) y en verano de 1867, cuando vuelve con su mujer, huyendo de los acreedores en Rusia (pág. 101-102). Es precisamente durante esta última estancia cuando Dostoievski se encuentra por segunda y última vez en el extranjero con el autor de Padres e hijos. Consciente de la importancia histórica de este hecho, Karla Hielscher dedica bastantes páginas a analizar su contenido ideológico (págs. 104-108) para reproducir, en la sección de testimonios, la carta que Dostoievski le remitió a Apolón Maikov el 28 de agosto de 1867. En esta misiva el escritor describe el encuentro, en el que afirmó ante su interlocutor su profundo desprecio por el pueblo alemán (fruto sin duda alguna de sus experiencias y que le valió, por cierto, el posterior elogio de Friedrich Nietzsche),[1] siendo ésta la gota que colmó el vaso de la elevada tensión entre ambos pensadores rusos. De esta manera reaccionó Turguenev, cuando Dostoievski le expresó su negativa opinión de los alemanes:
Hablando de esta manera, me está usted insultando personalmente. Sepa que yo me he establecido aquí de manera definitiva y que me considero alemán, no ruso ¡y que estoy orgulloso de ello!
A pesar de que en Apuntes de invierno sobre impresiones de verano Dostoievski describió a la mujer de Dresde como «repelente», fue en esta ciudad en la que pasó más tiempo durante sus diversas estancias en Alemania (págs. 149-208). Así, después de 1862, Dostoievski estuvo aquí de nuevo en 1863, donde cayó preso del juego y pasó por graves problemas económicos, estando ya casi dos años y medio a partir de mayo de 1867 (págs. 153-156). En esta ciudad no sólo nació el 26 de septiembre de 1869 su hija Liubov, sino también tuvo la oportunidad de vivir el ambiente prebélico y bélico de la guerra de Prusia contra Francia (pág. 157). Por lo que se refiere a su obra literaria, aquí se escribió El eterno marido, se concibió la novela Los demonios (págs. 158 y 194-197) y se alimentó culturalmente gracias a la famosa Galería de Arte de Dresde, cuyas experiencias artísticas quedarían posteriormente reflejadas y eternizadas a lo largo de toda su producción (pág. 161).
Las entradas en el diario de la segunda mujer de Dostoievski, por otro lado, arrojan un testimonio de primera mano sobre la sociedad alemana del siglo XIX y sus costumbres (menciona, por ejemplo, cómo estaba todo estrictamente regulado, sin dejar ningún tipo de espacio para la libertad humana, sus precarias viviendas, sus particularidades gastronómicas y su desagradable vino, su grave problema con el alcoholismo, la discriminación lingüística frente a los extranjeros y cómo su marido disfrutaba humillando a los alemanes siempre que podía). Los testimonios de Dostoievski, por su parte, también dejan entrever las graves penurias económicas por las que pasaron, así como su profundo desprecio por el pueblo alemán.
Bad-Ems (págs. 209-275) es la última ciudad que Karla Hielscher menciona, un lugar que fue famoso en el siglo XIX por su agua mineral y sus supuestas cualidades terapéuticas y que Dostoievski frecuentó durante los veranos de 1874, 1875, 1876 y 1879 (pág. 213).
Aunque los testimonios conservados de esta estancia se limitan a cerca de 60 cartas, la mayoría dirigidas a su esposa, éstas contienen un valor histórico incalculable en tanto que ofrecen un testimonio único sobre la vida en los balnearios del siglo XIX (pág. 215). Asimismo, estos documentos, aparte de indicar que durante sus estancias en esta ciudad empezó a redactar El adolescente (págs. 216-217) y concluyó el importantísimo capítulo de Los hermanos Karamázov «Un monje ruso» (pág. 220), dan muestras fehacientes de su profundo desprecio y asco por los alemanes (pág. 236-237), así como también de su feroz antisemitismo (págs. 260-265).
Este estudio se corona, por último, con un apartado de notas (pág. 279-282), una tabla biográfica (págs. 283-284) y otra con las estancias de Dostoievski en Alemania (págs. 285-286), así como una extensa bibliografía (págs. 287-289) y las referencias a las diversas ilustraciones y fotos que acompañan al texto (pág. 290).
Como el atento lector habrá podido notar, esta obra constituye una herramienta de trabajo fundamental y necesaria para cualquier investigación seria no sólo de la biografía y del contexto en el que el pensador ruso escribió algunos de sus textos más importantes durante su estancia en Alemania, sino también para el historiador. En efecto, el valor histórico de la información aquí reunida acerca de la sociedad y de la forma de vida de los alemanes del siglo XIX es indiscutible, un valor que se acrecienta todavía más, si se tiene presente que procede, en gran parte, de la mano del gran psicólogo y conocedor de hombres que fue Fiódor Mijáilovich Dostoievski, la única persona ante la cual Friedrich Nietzsche, el gran psicólogo de la moral, afirmó tener «algo que aprender»[2].
Jordi Morillas
Coordinador Regional para España de la International Dostoevsky Society
[1] Véase F. Nietzsche, Crepúsculos de los ídolos o cómo se filosofa con el martillo, introducción, traducción y notas de Andrés Sánchez-Pascual, Alianza Editorial, Madrid, 2001, pág. 129.
[2] Ibid.